Origen y desarrollo de la ira
La ira es una de las emociones primarias más conocidas, pues sus manifestaciones (rabia, furia, enfado,...) son claramente identificables a primera vista. Pero, ¿por qué aparece esta emoción tan desagradable ante determinadas situaciones?.
El origen de la ira se encuentra en la propia experiencia subjetiva de percibir un peligro o amenaza que haya podido dañar nuestra autoestima y dignidad personal. Se trata de una de las formas más expresivas de frustración, que deriva de la sensación de que alguien o algo ha sido injusto con uno. Por ello mismo, se muestra con más intensidad cuanto más fuerte es el vínculo emocional que se tiene con la persona que supuestamente ha sido injusta.
A partir de esta creencia personal de “injusticia”, la ira puede acrecentarse por la rumiación de pensamientos negativos sin base objetiva, marcados por insinuaciones del tipo “debo, debes, debería” y, poco a poco, ir desarrollándose de manera agresiva, bajo una espiral dañina para el propio bienestar emocional y de relaciones personales.
Sin embargo, existe la opción de conducir la ira hacia un contexto mucho más positivo, hacia el que se logre redefinir la situación y buscar nuevas posibilidades de solución, sin necesidad de perjudicar ni consumir nuestros propios recursos emocionales.
Realizar un cuestionamiento sincero sobre las propias creencias y pensamientos, sobre los propios “deberías” y las expectativas de exigencia hacia los demás o las circunstancias, es un proceso que, puede ayudarnos a encauzar la frustración inicial hacia un escenario mucho más pacífico y habilitarnos finalmente, de la capacidad para visualizar diferentes perspectivas ante una misma situación.
Así pues, la ira, desde su utilidad más adaptativa, es capaz de indicarnos que algo es injusto, enojarnos e irritarnos, o por el contrario, señalizarnos que algo puede cambiarse, conducirnos hacia perspectivas más abiertas y tolerantes y encauzarnos hacia el acuerdo; todo ello va a depender, en gran medida, de las creencias, valores y actitudes de uno mismo.
REFERENCIAS
Jiménez, B. (2020). Manual de gestión emocional para médicos y profesionales de la salud. Desclée de Bouwer.
Mestre, J.M. & Fernández, P. (2007). Manual de Inteligencia Emocional. Pirámide.