La importancia de las emociones
A lo largo de mi experiencia clínica, me he encontrado con una cantidad considerable de pacientes que acuden a consulta en busca de atención psicológica por motivos relacionados con la gestión emocional. En un primer momento, sus demandas iniciales parecen confusas, centradas en cambiar drásticamente sus pensamientos, estrategias de afrontamiento y técnicas de resolución de problemas. Bien es cierto que, este tipo de demandas son habituales y razonables, pues conforman parte de los objetivos de intervención de la terapia cognitivo conductual para los trastornos emocionales.
Sin embargo, no debemos relativizar la importancia de las emociones en el desarrollo de la experiencia humana dado que, son ellas mismas las que guían nuestras conductas.
Las emociones impulsan nuestras acciones, siendo la base principal del cambio de conducta. Por ello, conviene tomar en consideración aquello que hay detrás de lo que hacemos, las emociones que acontecen dentro de nosotros diariamente.
Lejos de parecer una tarea sencilla, existe una tendencia a responder a una emoción sin pensar en ello. Para comprender mejor este fenómeno, tomemos como ejemplo una persona que siente ansiedad en reuniones sociales y decide quedarse en casa y no salir, porque el hecho de visualizarse rodeada de gente le causa temor, miedo. O por ejemplo, aquel que se siente feliz y enérgico, probablemente desee realizar planes o hablar con amigos, impulsado por la función principal de la alegría: sociabilizar.
De este modo, todas y cada una de las emociones humanas cumplen una función adaptativa, sin embargo, debe considerarse si la acción a la que nos impulsan es funcional o no, por lo que para ello, el primer paso es identificar la emoción que acontece a nuestras acciones.
REFERENCIAS
Barlow, D., Farchione, T., Sauer-Zavala, S., Murray, H., Ellard, K., Bullis, J., Bentley, K., Boettcher, H. & Cassiello-Robbins, C. (2020).
Protocolo Unificado para el tratamiento de los trastornos emocionales. Alianza.