Duelo perinatal: el gran silenciado
La experiencia de perder a un hijo durante el embarazo o el nacimiento puede despertar variedad de emociones naturales y comunes de duelo ante una pérdida, tales como el miedo, la culpa, la tristeza o la ira y, a su vez, generar dificultades en el desarrollo de la vida diaria del que las sufre.
Sin embargo, el duelo perinatal posee una limitación añadida, pues sobre él revolotea un cierto tabú social que enriquece el silencio y limita la expresión emocional, generando un obstáculo en el desarrollo y elaboración de un adecuado proceso de duelo, ya que delimita la libertad de expresar el dolor por la pérdida, la sensación de vacío y la oportunidad de recibir empatía, tan necesaria en estos momentos.
Además, parece que socialmente nos invade ese impulso natural de “proteger” a los padres y madres que han perdido a un hijo en estas circunstancias y, en muchos casos, se actúa a través de la inhibición emocional, de “tapar” lo que ha ocurrido o has sentido, incluso con comentarios bienintencionados pero dañinos centrados en la oportunidad de tener otro hijo.
Nada más lejos de la realidad, el proceso de duelo perinatal necesita un acompañamiento y una escucha, capaz de respetar los tiempos, las emociones y su expresión, pues el sentir ante una pérdida es natural y como tal, debe abordarse y tomarse en consideración.
También es cierto que, gran parte de las limitaciones citadas provienen de los interrogantes que se nos plantean cuando alguno de nuestros familiares está viviendo un duelo perinatal; ¿qué hacer?, ¿qué no hacer?, ¿qué decir?,...En estos casos, puede que tus muestras de afecto, apoyo, comprensión, e incluso, silencio y escucha, le ayuden enormemente, ya que de esta forma le estarás dando una salida a su dolor y una oportunidad a su libre expresión, pudiendo así derrotar esa barrera que impide ponerle nombre a las emociones que se sienten tras la muerte perinatal.
REFERENCIAS
Gómez, P. & Contreras, M. (2021). Duelo perinatal. Síntesis.